No mudable, que no puede ni se puede cambiar.
A veces necesito volver.
Cuando los cambios me superan rescato el recuerdo de un cementerio al que fui de pequeño.
Un lugar cálido, amplio y descuidado. No hay lápidas, ni crucifijos, ni ángeles de piedra.
Solo recuerdo un modesto claro en el bosque, una verja negra adornada con picas doradas, hojas en el suelo y un gran cielo azul.
Puede que ni siquiera se trate de un cementerio. Pero en mi mente es siempre igual. Es un lugar tranquilo, lo recuerdo en silencio.
Era pequeño y no consigo encontrar a mis padres en ese recuerdo, ni a nadie. Me hace pensar que jamás estuve ahí. Existe, seguro.
Esa imagen me ayuda a pensar en mi. A pensar sobre mi.
Un lugar en el que solo estoy yo, en el que siempre es de día.
Con los años he ido acumulando frases, valores, canciones, libros y símbolos que he asociado a la imagen que tengo de mi mismo. Cambiando un poco cada día.
Algunos de ellos, inmutables.
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