el as, el dos y el tres de treboles

encadenados el uno al otro caminaban tembolorosos hacia la plaza del castillo.

la pica del siete de corazones, amenzante, les recordaba de vez en cuando por qué y para qué iban a aquel lugar.

en la cabeza del tres, resonaba una y otra vez la voz de la reina. "¿quién se atrevió a cambiar aquí, lo blanco por carmín?; muy caro le va a costar ¡la cabeza le he de cortar!"

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